sábado, 31 de julio de 2010

LA FALACIA CORPORATIVISTA




Es mi intención analizar un antiguo régimen político que cuenta aún con muchos adherentes, me refiero al clásico “corporativismo”; y que sería importante poner de manifiesto su falsedad intrínseca.-

El corporativismo, parte de una visión organicista de la sociedad. La comunidad humana sería algo así como un organismo vivo, donde cada parte de ese cuerpo cumple una función en beneficio de todo el resto del cuerpo. Obviamente que para que cada parte de ese organismo cumpla adecuadamente sus funciones, todo debería estar adecuadamente organizado y dirigido. Por eso los corporativistas valoran lo que llaman “la comunidad organizada”.-

Los corporativistas sostienen que esa coordinación debe ser consensuada entre los diferentes sectores. Lo que es muy seductor, sin embargo, como el beneficio del cuerpo social no puede ser más que uno, en caso de que algún sector no desee participar del acuerdo ¿cómo resuelve el conflicto el régimen?. Los dos regímenes corporativos más famosos, el de Mussolini en Italia y Franco en España; lo resolvieron mediante la aniquilación de todos los derechos individuales, y la imposición del imperio de los “derechos sociales” donde los intereses del conjunto prevalecían sobre los de cada parte, y el dictador de turno era quien velaba por esa prevalencia.-


Pero como es evidente que es muy difícil saber lo que le conviene a todo el conjunto de la sociedad, en todo momento y en todo tiempo ¿cómo resuelve éste inconveniente el régimen?. Mussolini y Franco lo hicieron afirmando que ellos encarnaban la voz del pueblo, y que por eso, sólo ellos conocían el real y único interés nacional. Y por supuesto, los que no están de acuerdo con ellos, no pueden defender otro interés que uno antinacional. Por esa razón los disidentes en el corporativismo reciben el nombre de “cipayo” o “vende-patria”.-



En síntesis, el corporativismo, en la práctica termina siempre por favorecer el establecimiento de férreas dictaduras, que en general cuentan con la adhesión de la mayoría de la población, aunque más no fuera por algún tiempo. Mussolini duró casi 20 años y Franco casi 30 años.-

El corporativismo, parte de dos presupuestos falsos: primero: que existe un interés colectivo que supera e incluye a los intereses individuales, y que por esa razón dicho interés colectivo o social debe prevalecer sobre los intereses individuales.-

Y segundo, que ese interés colectivo puede ser conocido en forma tan clara que puede permitir dirigir la vida individual de cada uno de los miembros de la sociedad.-

Lo cierto es que si existe ese interés colectivo, nadie hasta ahora pudo saber cuál es. Puede ser que eso se deba a que aún no ha nacido un sujeto lo suficientemente inteligente, o puede ser también porque en realidad ese interés colectivo no existe. Yo intuyo que la causa es ésta última.-

La razón es muy simple. Si a cualquiera de nosotros en forma individual, se nos preguntase ¿Cuál es nuestro interés más importante, no para hoy, sino para toda la vida, en todo momento, y en cualquier lugar? Me arriesgo a suponer que la mayoría no podrá contestar la pregunta; y de los pocos que la puedan responder, es muy probable que los intereses de cada uno no coincidan con el de los demás.-

Con lo cual si cada uno de nosotros, no puede contestar con certeza cuál es nuestro interés prioritarios para toda la vida ¿cómo se supone que se podrá definir el interés primordial, no de uno, ni de varios, sino de todas las personas vivas y por nacer, ahora y para siempre?.-

Claramente es una falacia.-

Por esa razón, cuando se establecieron regímenes corporativos, los países entraron en una paulatina decadencia y empobrecimiento, debido a que la Nación se fue achicando, para amoldarse a la inevitable mirada humana estrecha y limitada del dictador de turno.-

Esta falacia ya fue advertida por Kart Popper en 1930 en su obra maestra “La sociedad abierta y sus enemigos”. Al señalar que, dado que nadie puede conocer la realidad, más que desde su punto de vista, parcial y transitorio. Es imposible establecer un régimen político que afirme conocer todo, de todos, y para siempre. Pues los gobiernos están integrados por hombre con nuestras mismas limitaciones.-

Ante ello la duda que surge es, entonces ¿cómo hacer la vida en sociedad más segura, cómoda y progresista?. Y la respuesta es evidente. Dejando que cada uno cuide sus intereses y derechos, pues no hay nadie mejor que nosotros para saber qué nos conviene.-



A ésta solución algunos la critican asegurando que derivaría a la ley de la selva, donde cada uno se salva a si mismo pisando al otro.-

Este es un grave error. Si a una persona se le prohíbe robar, matar, engañar, estafar y sobornar a funcionarios; la única forma que tiene de defender sus intereses, es trabajando é intercambiando los bienes y servicios que tiene, por aquellos que le falta. En un mercado libre es imposible conseguir algo que alguien voluntariamente no entregue. Por lo cual, como ya lo señalara Adams Smith, en ese contexto, cada uno buscando su propio provecho termina ayudando a los demás.-

Piense en los comercios de todos los días. ¿porqué creen que los comerciantes y empresarios tratan bien a sus clientes?. Una persona que es un mal padre, un pésimo esposo, un sujeto absolutamente despreciable; si desea sobrevivir en un mercado libre, la única alternativa que le queda es tratar muy bien a sus clientes. Por esa razón es que el mercado libre es exactamente lo contrario a la ley de la selva.-

Las recetas corporativas donde se las han aplicado, no sólo han sido causa de mayor pobreza, sino que además han favorecido la instalación de regímenes dictatoriales. Lo cual a su vez potenció aún más la miseria. Exactamente lo contrario a lo que ocurrió en los países con mercado libre.-

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