lunes, 25 de octubre de 2010

MONEDAS, SALARIO Y FALACIAS




Tras la paulatina devaluación del dólar, provocada por la gran expansión monetaria que se hiciera para paliar la crisis del 2008, se ha generado una ola de devaluaciones de otras monedas, decididas por autoridades de China, Japón y la Comunidad Europea. El motivo alegado es que si el dólar se devalúa, esos países perderían “competitividad”.

Lo cierto es que nunca resultan estos artilugios monetarios.-

Thatcher en los `80 advertía que no se puede controlar el tipo de cambio y la inflación al mismo tiempo. Bajar inflación, y así proteger la capacidad de compra de los salarios, hace a una moneda fuerte; y una moneda devaluada, que licua el costo salarial, termina por generar inflación, subiendo a la larga igualmente los costos internos.-

Por eso la decisión de Japón y la Comunidad Europea, con economías muy rígidas y costos internos muy altos, si bien es comprensible, será un fracaso. Aunque ellos prefieren este fiasco, a tener que afrontar los costos políticos de desregular y abrir sus economías. Total la inflación duele menos.-

En cambio la decisión de China es muy curiosa, y desmiente muchas de las ideas que los enemigos de la globalización han venido repitiendo durante años.-


Si el dólar se devalúa frente al yuan (moneda de China) ¿qué costos le subirían a las empresas chinas? No el de los productos importados, como granos, acero, petróleo y otros insumos, porque al venir valuados en dólares, la devaluación de esa moneda los haría más baratos.

La devaluación del dólar sólo le sube a los chinos el costo de los salarios! Es decir, medidos en dólares, los asalariados chinos cobrarían cada vez más.-

Este proceso no es nuevo. Los chinos desde principio de los ’90 han tratado de impedir la revaluación de su moneda frente al dólar, ahora eso sólo se agravó.-

Este proceso se explica en base a las ideas de Milton Friedman. China, con una moneda barata, importó muchísimo a EE UU. China así recibió una avalancha de dólares; y EE UU recibió muchísimos productos más baratos que aumentó su competitividad. Pero la abundancia de dólares en China hacía que paulatinamente el yuan se revalúe, lo que los chinos trataban de evitar sacando dólares comprando títulos en EE UU. Eso hoy ya no alcanza, y los salarios en China empezaron a subir en dólares.-

Pero entonces ¿no era que la globalización provocaba la caída de los salarios?-

En China, la integración al mercado mundial, hace que suban los salarios. Igual que ocurrió antes en Corea del Sur, Taiwan, Malasia y recientemente en Vietnam.-


Alan Greenspan en sus memorias, refiere que esos países, al ver subir sus niveles salariales, no optaron por la devaluación; sino que trataron de incrementar la productividad de sus economías para que se pueda pagar esos salarios más caros. Y lo hicieron mejorando la educación y bajando las barreras a la importación.-

China no puede hacer lo mismo. Al ser una tiranía, el aumento del nivel de educación de su gente, haría más rebelde a la población. Y la baja de las barreras a la importación, le permitiría a los chinos conocer al resto del mundo, lo que también corroería los cimientos de la dictadura comunista.-

 
China tiene casi 1.400 millones de habitantes, de los cuales sólo unos 500 millones trabajan en la rica costa sudoriental, el resto es población rural con niveles de vida muy bajos. Esto desmiente la vieja idea marxista de que al capitalismo le conviene tener un “ejército de reserva” de esclavos y desocupados para hacer bajar los salarios. Como se ve en China, aún bajo una tiranía brutal, la relativamente limitada iniciativa privada e integración al mercado internacional, hace que los salarios suban, y que los trabajadores mejoren paulatinamente su nivel de vida.-

En Argentina durante todo el gobierno de los Kirchner, repitiendo una receta caduca, se trató de ganar competitividad devaluando la moneda. Lo que a la larga generó inflación, y hoy los costos internos son mayores al 2001, con lo cual volvimos al principio. Es decir, con una economía pobre y cerrada, con empresas ineficientes y empresarios inútiles, con sindicatos salvajemente voraces, y trabajadores cada vez más embrutecidos.-

Parece ser que, al igual que en China, en Argentina a los gobiernos le conviene que la gente siga pobre y embrutecida, para poder conservar sus privilegios en el poder.-