lunes, 1 de septiembre de 2014

CAMBIO ÉTICO CONTRA EL POPULISMO



 Argentina y Venezuela, aplicando políticas muy similares han terminado en crisis idénticas. Inflación, desabastecimiento, desocupación, recesión, criminalidad creciente, déficit fiscal expansivo, deterioro generalizado de la calidad institucional, corrupción escandalosa y una decadencia moral e intelectual extendida por una basta mayoría de la ciudadanía.-

Es posible revertir ese proceso de decadencia? Es muy difícil, ya que los hijos, viudas y bastardos del régimen imperante ofrecen férrea resistencia, y los que están disconformes no saben muy bien porqué, ni qué es lo que pueden pretender para superar esta miseria.-
 
Esta vacuidad de principios e ideas en los ciudadanos, se refleja a su vez en los principales dirigentes políticos que se destacan por su mediocridad, insipidez y pusilanimidad.-

Argentina posee casi el 40% de su población recibiendo alguna canonjía estatal durante varias generaciones. La inmensa mayoría de sus empresarios no son mas que parásitos en búsqueda de alguna ayuda política para ganar dinero rápido y sin esfuerzo ni inventiva. 

Con lo cual, en una economía sana, en donde progresan los que mejor trabajan e invierten, todas estas personas poseen escasísimas oportunidades de progresar, y por ese motivo se oponen con todas sus fuerzas a cualquier modificación sustancial al populismo imperante. 
Sin embargo trágicamente ese mismo populismo no hace mas que empobrecerlos a todos aún más, sometiéndolos al despotismo de mediocres caudillejos en las provincias y relegándolos a morir en servicios públicos (salud, educación y seguridad) de pésima calidad.-

Pero aún en el supuesto de que el país se decida a revertir esta decadencia adoptando políticas medianamente sensatas, ellas tampoco darán resultados inmediatos, y es muy probable que en el ínterin, los esfuerzos y sacrificios que haya que hacer para reducir el insoportable gasto público, y las asfixiantes regulaciones, generen en el corto plazo más perjuicios que bonanza. Lo cual nos expone a que ni bien haya una tenue recuperación se regrese a la borrachera populista, como tantas veces en el pasado.-

En el siglo XVIII y XIX las revoluciones políticas se daban desde una aristocracia ilustrada hacia la basta ciudadanía; desde el siglo XX eso es imposible por los sistemas de electorales masivos que se han impuesto; por lo  que es imprescindible un cambio de ideas, principios y aspiraciones de la población para empezar a progresar.-

La Argentina se ha convertido en un país de ideas y proyectos muy mezquinos. Hemos abandonado la ética del Martín Fierro (con sus esperanzas de libertad anárquica) y del colono (con su espíritu individualista de sacrificio y esfuerzo para buscar enriquecerse); reemplazándola por la ética del empleado público en la que hasta los mas jóvenes sólo aspiran a un sueldito, una obra social y una tranquila jubilación.-

El campo pareciera que es una esperanza de cambio, ya que es un sector que podría ver grandes ganancias en sus emprendimientos y sacrificios. Lo cual podría alentar a que otros traten de imitarlos al ver las oportunidades que el trabajo independiente ofrece. Sin embargo, dado que siempre subsistirá una mayoría de ciudadanos ansiosos por “redistribuir la riqueza”, aquellos que progresen siempre correrán el riesgo de ser exprimidos con impuestos para mantener al ejército de clientes del populismo, lo que arruinará a ese sector y todos volveremos a la inveterada decadencia.-

Muchas veces en el pasado, tras pavorosas crisis, se adoptaron medidas parciales que llevaron a transitorias recuperaciones, lo cual llevó a otro ciclo populista que arruinó una vez más al país.-

Cómo romper esa zaga de altibajos populistas? Es muy, muy difícil, ya que los políticos son populistas porque la ciudadanía reclama “un sueldito estatal, una obra social y una tranquila jubilación”.-

En general se admite que un avance en solucionar un problema, es reconocer que existe, identificarlo, y entender su dinámica.-

Quizás si la amplia mayoría de los ciudadanos llegan a entender que el estado, el gobierno y los políticos son sus principales enemigos, y que la única forma honesta y perdurable de progresar es por uno mismo; quizás, en algún momento, Argentina vuelva a ser una vez mas una tierra que asegure “los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.-