jueves, 1 de marzo de 2012

INFLACIÓN, CORPORATIVISMO Y POBREZA



La Argentina se ha estabilizado en un proceso inflacionario, con índices del 20 al 30% anual. Es interesante analizar qué efectos produce un fenómeno así.-
  
En un reciente libro de Enrique Szewach “La trampa populista” pone de relieve que la inflación vacía de poder a los órganos normales de la democracia, ya que ni los presupuestos votados por los legisladores, ni las sentencias de los jueces, llegan con la urgencia necesaria para recomponer los valores destruidos por la inflación. 
 
Por ese motivo paulatinamente el poder se concentra en el Poder Ejecutivo, que es el único que puede otorgar con celeridad compensaciones y aumentos de sueldo.-

Correlativo a ese proceso, se van afianzando como los interlocutores más poderosos frente al Poder Ejecutivo, las corporaciones, tanto empresariales, como sindicales y últimamente de piqueteros beneficiarios de planes sociales.-

De modo tal que las estructuras institucionales dejan de tener importancia en la toma de las decisiones, para empezar a decidirse todo entre el Ejecutivo y los lideres de las corporaciones.-

Los empresarios en busca de protecciones y subsidios; los trabajadores bregando por aumento de sueldos; y los beneficiarios de planes sociales reclamando reajustes; todos a su modo toman conciencia de que con quien deben hablar, y a quien deben presionar es al Ejecutivo. Los demás poderes pierden toda importancia.-

Pero no todos están representados en este corporativismo hijo de la inflación. Hay un basto sector de la población que no pertenecen a ninguna cámara empresarial, ni es representada por un sindicato, y tampoco forma parte de los movimientos piqueteros que reclaman planes sociales. Ese sector ve destruido sus ingresos por la inflación sin que puedan presionar a nadie para que les den alguna compensación.-

Pertenecen a este último grupo los pequeños empresarios y comerciantes, que no pueden pagar los altos costos salariales que acuerdan las corporaciones sindicales y empresarias nacionales; y por ese motivo deben pagar a sus empleados salarios en negro, o deben evadir impuestos, quedando expuestos a voraces ejecuciones laborales y tributarias.-

Son también parte de este grupo de indefensos, los jubilados y pensionados, que ven corroído sus haberes por la inflación, sin que puedan hacer ningún movimiento de fuerza que obligue al Ejecutivo a darles aumentos; quedándoles solo la vía de reclamar reajustes en los tribunales, en juicios que el Gobierno deliberadamente alarga con infinitas apelaciones, especulando con que los pobres jubilados se mueran, antes de pagarles un reajuste de haberes.-

Quedan indefensos también los trabajadores mas humildes, aquellos que trabajan para empleadores que a duras penas sobrellevan sus negocios, y a los que la inflación solo los empobrece más día a día.-

Había un autor clásico, Mancur Olson, que explicaba que en los regímenes en los que la prosperidad o la miseria dependía de los favores del gobierno, los grupos de poder más activos, que están más cerca del Ejecutivo, son los que se llevan las mejores tajadas.-

Carece de sentido el trabajo honesto e independiente; los partidos políticos pierden trascendencia, las legislaturas y los jueces quedan como órganos decorativos. En un proceso inflacionario como en el que se ha embarcado la Argentina, el modo de sobrevivir es acercarse al Gobierno, y tratar de rapiñar lo más que se pueda beneficios y compensaciones.-

Violento campo de caníbales en el que se ha convertido el país.- 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario