Existe de parte de muchos políticos la seductora ocurrencia de "redistribuir la riqueza", y postulan como instrumento para ello a los impuestos, sobre el criterio de que "quien más tenga más tributos pague para asistir a los que menos tienen".-


Pensemos en otro escenario. Pedro hace inversiones, se esfuerza y trabaja; pero lo hace protegido por el Estado, que le asegura que todo lo que produce lo venderá y a un precio preestablecido; ello a condición que le dé empleo a Juan; y eso sin importar si Juan es buen trabajador o no. En ese caso Pedro para pagarle un salario a Juan, que sigue siendo un perezoso, deberá conseguir otro trabajador, a quien llamaremos Carlos, para que haga además de su trabajo, también el de Juan; y que el precio de lo producido valga el doble de su valor real para poder pagar los dos salarios. Entonces, para mantener a Juan en su eterna mediocridad y pereza, Carlos debe trabajar el doble, cobrando la mitad; y los clientes deben pagar el doble del precio del producto, disminuyendo proporcionalmente su capacidad adquisitiva. ¿A quién le parece esto justo?.-
Agreguemos a ésta segunda situación un político y un sindicalista. El político para darle la protección a la empresa de Pedro, le exige una "aporte al partido", y lo obliga a que no le dé empleo a Juan ni a Carlos si no son afiliado del sindicalista; el sindicalista cobra la cuota sindical que le asegura el político, y a cambio debe garantizar que Juan y Carlos sólo votarán a ese político. Con lo cual Carlos, que es le único que trabaja realmente, deberá trabajar para pagar dos salarios, una coima y dos aportes sindicales; que como cada vez es más difícil, en definitiva, los productos cada vez son de peor calidad, pero a un precio cada vez mayor, que lo pagan los consumidores con la proporcional pérdida de poder adquisitivo.
¿Es imaginable mayor infierno institucionalizado?, Infierno que es más injusto si es Carlos a su vez el consumidor, que además de trabajar el triple, cobra un tercio, y cada vez pierde más poder adquisitivo.-
¿Es imaginable mayor infierno institucionalizado?, Infierno que es más injusto si es Carlos a su vez el consumidor, que además de trabajar el triple, cobra un tercio, y cada vez pierde más poder adquisitivo.-

Si los tributos no son para redistribuir riquezas como imaginan estos políticos, ¿para qué pagar impuestos?. La única causa legítima es para mantener al Estado en tanto se dedique a preservar los derechos de los ciudadanos, protegiendo la libertad de ellos en contra de la agresión de otros; y brindando los servicios que los particulares le confían por no poder ellos realizarlos en forma plena (defensa, salud, educación y justicia); todo otro cometido estatal implica arrebatarle ingresos a gente como Pedro para mantener a sujetos como Juan, lo que es una clara injusticia, y causa legítima de no pagar tributo alguno.-
Nuestra amada República está sumida en la miseria porque se protege y auspicia a gente como el Juan, el político, el sindicalista y el empresario protegido, descriptos en los ejemplos.-
La única alternativa justa es que se premie a los trabajadores como Carlos; y se deje producir en los riesgos del mercado a empresarios como Pedro, sin imponerle otro recaudo que respetar los derechos ajenos y la libre competencia. Limitándose el Estado nada más y nada menos que a cumplir en forma óptima con las funciones específicas que le son propias, con el número de funcionarios suficientes, muy capacitados y muy controlados; y un grupo de Jueces impolutos y muy calificados que protejan los derechos de los ciudadanos frente al Estado y castiguen a todos aquellos que violan la ley, incluidos los funcionarios.-
En tal contexto, y sólo en ese contexto, podremos emerger del abismo en que décadas de distribución, corrupción y mediocridad gubernamental y ciudadana nos han sumido.-
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