martes, 31 de agosto de 2010

EL CORREO ESTATAL



Uno de los motivos para las privatizaciones de los ’90, fue modernizar y mejorar las anacrónicas empresas estatales, introduciendo el incentivo empresario de obtener ganancias  vendiendo la mayor cantidad de servicios, a la mayor cantidad de clientes, con los mejores precios y calidad.-

Soy un asiduo usuario del servicio postal, y desde que el Correo se ha re-estatizado por los Kirchner, la calidad del servicio es cada vez peor, y los precios cada vez más altos.-

El costo de los envíos de encomiendas no ha dejado de subir; llegando en muchos casos a superar el mismo precio del producto que se envía. Lo cual ha potenciado el aislamiento de varias zonas del país al resultar prohibitivo contratar envíos desde Buenos Aires o Córdoba. 

Y eso lo hace una repartición pública que ya no se financia con sus ventas; una pseudo-empresa que no paga ningún impuesto nacional, ni provincial, ni municipal, y que no obstante a ello subsiste merced a los impuestos que si pagamos el resto de los sufridos ciudadanos.-

El servicio no se ha desmoronado, pues aún perduran algunas de las rutinas y procedimientos implementados durante la concesión; pero paulatinamente se van generando los viejos vicios de toda burocracia estatal. Valga un ejemplo para graficarlo.-

Durante la concesión privada del Correo, se implementó un sistema de seguimiento de las correspondencias por Internet. De modo tal que, a diferencia de lo que ocurría en el correo estatal en que se robaban y desaparecía la correspondencia, con este sistema de rastreo cualquier cliente con el código respectivo podía saber con certeza donde estaba su correspondencia. 

Esto también servía para anticiparse al reparto, y retirar el envío directamente desde la sucursal, lo que aceleraba la entrega y le ahorraba a la empresa los gastos de la distribución. Ahora eso cambió.-

Si uno verifica en la Web que su correspondencia está en la sucursal, y pretende retirarla antes de que salga a reparto, se lo negarán porque “está prohibido”. Por lo que el impotente cliente se verá frente a un apático empleado que, carente de las ganas para dejar su silla y caminar 3 metros para buscar la encomienda, le dirá que se vuelva al domicilio que en algún momento pasará el cartero a dejársela, y si no, que se embrome, total, el correo estatal ya no vive de satisfacer a sus clientes.-

Es curioso como podemos olvidarnos tan rápido de lo que fueron las empresas del Estado, para apoyar estas re-estatizaciones. 

Se invocaba que al Estado perdía plata durante la concesión debido a que no se pagaba supuestamente el arancel. Sin embargo, en esa época el Correo Argentino S.A. abonaba todos los impuestos, y mejoró notablemente el servicio. Hoy el “Correo Oficial”, no sólo no paga los tributos, sino que nos cuesta muchos más que lo que perdíamos por la deuda del concesionario, y los servicios se encarecen y deterioran paulatinamente.-

No guardo ninguna esperanza de que el servicio postal mejore, pues el empleado público no obtiene ningún beneficio por atender bien a los clientes, les da igual, total viven de un sueldo que se paga con impuestos cobrados forzosamente a esos mismos clientes. 

Por lo que para encontrar buenos servicios deberemos volver paulatinamente a los servicios de correos privados, que sólo unen los principales centros urbanos. El resto de los argentinos volverá a padecer la pereza e indiferencia del correo estatal.-

Alguna vez aprenderemos; mientras tanto, hay que acostumbrarse a las largas colas, a las esperas, al maltrato, a las demoras y a las excusas burocráticas para no trabajar, que son intrínsecas a todas las empresas estatales.-

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