El mundo
hasta principios del siglo XVIII vivió bajo continuas hambrunas. Era habitual
que cada 10 o 15 años un tercio de la población muriera por no tener nada que
comer. Los niños eran abandonados porque casi no había leche. La fertilidad de
las tierras estaba agotada. Londres, Paris, Madrid, Viena, y otras grandes
capitales de Europa veían acumularse los cadáveres insepultos; mientras la
población comía la corteza de los árboles, ratas, caballos, perros y hasta los
mismos cadáveres. Un libro muy esclarecedor sobre esta realidad es “El hambre
en la historia” de Parmelee Prentice.-
¿Cómo cambió
ese destino siniestro de la humanidad?
Cerca de 1720
en Inglaterra se establecieron tres medidas: 1º) se eliminó el uso comunitario
de la tierra, permitiendo que las personas se hagan dueñas de ellas y las
cerquen; 2º) se permitió que los individuos resuelvan sus problemas del mejor
modo que pudiesen; dando inicio a la
libre contratación; y 3º) se permitió que cada persona se haga dueña del
producto de su trabajo, derogando el reparto comunitario de la cosecha y el
ganado.-
Estos cambios
en pocos años dieron comida a Gran Bretaña, lo que liberó a muchas personas de
la esclavitud del hambre, dándoles fuerzas y tiempo para imaginar los inventos
que 50 años después iban a dar origen a la Revolución Industrial, que volvió a
incrementar la calidad de vida de las personas (ver “La conquista de la
pobreza” de Henry Hazlitt).-
Ashton en su libro “La Revolución Industrial” refiere que el
progreso industrial, que incrementó la diversificación de la producción y la
reducción de precios, puso al alcance de las personas más humildes mejores
ropas, comidas, casas, transportes; todo lo cual redujo nuevamente la
mortalidad.-
Reformas
similares se quisieron hacer en Rusia y China, durante el siglo XX, para
revertir las hambrunas masivas que provocó el comunismo; pero en pocos años
fueron derogadas y millones de personas volvieron a perecer de hambre. Por lo
que queda claro que no basta que se hagan reformas, sino que además es preciso
que haya seguridad de que no serán revertidas.-
Esa búsqueda
de seguridad frente a los abusos del poder fue lo que desveló a los creadores
de la constitución en EEUU en 1778; y en “Los papeles federalistas” sentaron las
bases del sistema republicano moderno, en el que el poder esta dividido, y
limitado por derechos inalienables; de modo tal que la vida, la propiedad y la
libertad de las personas no pueden ser eliminadas por el gobierno ni aún con el
voto favorable del 99% de la ciudadanía.
Lamentablemente
con el devenir de la historia, y en especial desde el gobierno de Franklin D. Roosevelt,
la tradición republicana en EEUU se fue restringiendo. Pero aún sigue siendo
hoy el país mas seguro del planeta, pues los frenos institucionales funcionan
mejor que en otros países.-
La tiranía de
Rosas puso a los constituyentes en el país ante el mismo dilema. La protección
de los derechos es imprescindible para que las personas puedan realizarse en la
vida, y con ello hacer progresar a la comunidad; ¿pero cómo protegerlos frente
al gobierno?.-
La
Constitución de 1853 intentó reflejar lo que en el mundo y en nuestro país, se
había aprendido hasta ese momento para contener y limitar a los políticos en el
gobierno. Ese sistema institucional respetado en general, entre 1853 a 1930,
hizo a la Argentina la 7ª economía del mundo; y mucho de lo que se logró en
aquellos tiempos aun hoy disfrutamos.-
Pero
lamentablemente el deterioro institucional que sufrimos en el país, fue mucho más
severo que el de EEUU; y llegamos en la actualidad a tener un gobierno que no
posee ningún límite. Diariamente se violan derechos elementales, con el
silencio de la Corte
Suprema y la complicidad de los partidos de oposición.-
La propiedad en Argentina no
posee ningún valor ni tienen ninguna protección. Las cosechas y los ganados son
vendidos en las condiciones que fija el gobierno. La moneda en nuestros
bolsillos vale lo que los políticos desean, y podemos comprar lo que ellos nos
dejan. Hoy comprar dólares está prohibido.-
El incremento de la cantidad de
pobres y de indigentes en Argentina no es casualidad. Estamos desandando el
camino, y regresando a los tiempos antediluvianos cuando las personas se morían
de hambre; espero que los ciudadanos vean la decadencia, y que los políticos
adviertan el peligro; ya que siempre en el pasado, cuando la población padeció hambre,
las cabezas de reyes y reinas rodaron.-
Recordar la miseria de siglos de donde viene el ser humano es algo que no se suele hacer y por eso muchas de las comparaciones actuales son poco realistas, infundadas y muchas veces hasta mal intencionadas. Muchos problemas actuales ni existirían de no ser por lo avances que la libertad ha permitido, a pesar de ser contínuamente bastardeada.
ResponderEliminarMe gustó mucho el post Hugo. Saludos
Gracias Javier por tus palabras. Un gran abrazo
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