El pasado 8 de noviembre se
produjo la mayor manifestación ciudadana de la historia del país, ya que no solo se convocó una multitud asombrosa en Buenos
Aires, sino que además ello se
replicó en forma simultánea en varias ciudades del interior de la Argentina, y
en el extranjero, reuniéndose multitudes inusitadas en localidades
tradicionalmente menos combativas, como Formosa, San Juan, y Salta, entre
otras.-
Ante ello cabe analizar el motivo de tamaña convocatoria, así como sus
efectos futuros en el país.-
Hayek señala que las asambleas sólo sirven para ponerse de acuerdo en
cuestiones básicas, y cuanto más básicas, mas consenso es posible de lograr.-
La magnitud de la manifestación del 8 de noviembre demuestra que los
ciudadanos se manifestaron en reclamo de cuestiones elementales, que se
suponían vigentes, pero que el peronismo en esta última década ha violado de
modo avieso.-
Pasó ya el síndrome del 2001 por el cual se toleró la vulgaridad, la
soberbia y la mediocridad de los Kirchner. Eso se perdió ya en 2007 cuando
fueron derrotados en casi todos los centros urbanos, se ratificó en la derrota
del 2009 y siguió latente hasta hoy.-
Las constituciones, por definición, poseen vigencia porque expresan las
cuestiones básicas sobre las que están de acuerdo la enorme mayoría de la
población. Es así que receptan el derecho a la vida, a la libertad, a la
propiedad, a la seguridad interior, a la justicia. Establece gobiernos
limitados, transparentes, decente y medianamente capaces. Crean tribunales con
jueces idóneos, imparciales del gobierno, y honestos.-
Todas estas reglas básicas hoy están en crisis, producto de un ruinoso
gobierno peronista liderado por Kirchner; y esa crisis es la que hace necesario
explicitar el consenso básico que históricamente inspiró a la constitución
nacional.-
Hoy la crisis no sólo es económica. A diferencia de 1989 y 2001 en la
que los ciudadanos se levantaron por una crisis de la economía, hoy además se
revelan ante una profunda crisis moral en toda la dirigencia política. No sólo
de valores éticos, sino también de ideas. El reclamo no es solo que dejen de
robar impunemente, sino que además respeten al ciudadano en su derecho a
decidir cómo vivir y cómo usar su dinero.-
Ante este claro mensaje de la ciudadanía ¿qué puede pasar en el futuro?.
En ese sentido no soy muy optimista. Tanto oficialismo como oposición
han demostrado que distan mucho en compartir ese consenso ciudadano.-
El gobierno, tras la manifestaron del 13 de septiembre, ignoró lisa y
llanamente el contenido del reclamo; y la oposición solo atinó, tras varias
semanas de dudas, a firmar un compromiso para oponerse a la reelección de
Kirchner.-
Tras esta nueva manifestación, Kirchner directamente no se refirió al
tema, y ante ello la caterva de adulones de segunda línea, se limitaron a
minimizar el reclamo. La oposición por su parte, no ha tenido un mejor
desempeño.-
En todas las grandes manifestaciones ciudadanas en el pasado, los
líderes políticos demostraron que, además de compartir el consenso que
provocaba la manifestación, estaban un poco más adelante del ciudadano medio, y
visualizaban medidas para expresar en los hechos ese consenso. Así fue en 1810,
en 1853, en 1945 y en 1983. Hoy eso no ocurre. La mayoría de los líderes
políticos no aceptan ese consenso básico constitucional, y lo cierto es que
adhieren a los anti-valores sostenidos por el gobierno, tal es el caso de
Alfonsín (h), Pino Solanas, Stolvizer, Donda, Binner. Y los que parecieran
compartir el consenso, no tienen idea de qué hacer para llevarlos a la
práctica, tal es el caso de Macri, Sanz, Aguad o Morales.-
Tras la manifestación de 8 de noviembre no creo que Argentina derive
hacia la Venezuela chavista como pretende Kirchner; pero tampoco creo que se
encamine rápidamente hacia otro sentido. Ahora es el turno de la oposición. El
gobierno ya esta en retirada, no podrá ser reelecto, y solo le cabe terminar el
mandato. Los partidos de oposición deberán renovar su caduca dirigencia, caso
contrario, nos arriesgamos a que los ciudadanos ante la falta de mejores
ofertas, voten una vez más a un “malo conocido” como ocurrió en 2011; y eso si
podría ser muy peligroso para la estabilidad de las instituciones.-
La gran responsabilidad histórica
ahora radica en los dirigentes de la oposición, estará en ellos decidir
si privilegian sus mezquinas ambiciones, o se renuevan y aceptan este nuevo
consenso ciudadano.-