jueves, 28 de abril de 2011

PALABRAS, IMÁGENES E ILUSIONES


Un colega que me honra con su amistad, me obsequió un muy interesante libro de Gustavo Le Von “Psicología de las multitudes”, que analiza la dinámica del comportamiento de las muchedumbres, tratando de entender porqué las personas se comportan de modo diferente y hasta contradictorio cuando se diluyen en una multitud.-

Una de las cosas que destaca es que los argumentos racionales son absolutamente inútiles. Las masas humanas son impermeables a la razón.-

En ese contexto las palabras no reflejan ideas, sino imágenes cargadas de sentimientos.-

Expresiones como “ajuste” “dictadura” “latifundio” “neoliberal” “década del ‘90” “alianza” “oligarquía”. Son palabras cargadas de evocaciones desagradables, pues despiertan en la memoria de las muchedumbres, imágenes antipáticas. En cambio palabras como “progreso” “igualdad” “justicia” “patria” “familia” despiertan sentimientos positivos ya que evocan imágenes agradables.-

La oposición en Argentina  se agota en criticas sin generar imágenes positivas que compitan con la fantasía inventada desde el gobierno. Tal es el caso de Carrió. O recurren a repetir imágenes gastadas, que no terminan de distinguirse mucho de los mitos usados por el gobierno, Tal es el caso del PRO, de la UCR liderada por Alfonsín, de Proyecto Sur, del Socialismo santafesino, y hasta del peronismo disidente.-

El futuro es impredecible. Nadie puede asegurar lo que hará en el futuro, y mucho menos un gobernante. 
La gente decide su voto por ilusiones, más que por programas; y por eso son tan valiosas las palabras que evocan imágenes.-

La Argentina  precisa una oposición, no al gobierno, sino a la mediocridad general de la clase política, que despierte nuevas ilusiones, nuevas imágenes, nuevos sentimientos.-

Los demagogos son muy hábiles en generar nuevas imágenes y sentimientos que destruyen los regimenes políticos en los que surgen. Fue el caso de Hitler en Alemania, de Mussolini en Italia, de Perón en Argentina, y de Chávez en Venezuela. Personajes que surgen en una democracia, pero despiertan imágenes antidemocráticas y reaccionarias.-


Pocos ejemplos hay en la historia de situaciones inversas. En el Occidente contemporáneo fue el caso de Winston Churchill y Ronald Reagan. Ambos estimularon en sus naciones la ambición de superar la decadencia en la que Inglaterra y EE UU habían caído; y provocaron el surgimiento de una cosmovisión nueva a la que aún los críticos a ellos, debieron amoldarse.-

A la Argentina le falta ese inventor de nuevas imágenes, de nuevos sentimientos políticos. Alguien que rescate lo que fuimos, lo que somos y lo que podemos ser por encima de la vulgaridad y mediocridad a la que el populismo nos ha relegado. Alguien que haga ver que no podemos ser un país en el que sea normal que la gente haga cola para que el regalen dinero, o que ejércitos de empleados públicos vean pasar su vida sin otro horizonte que el próximo asueto.-

Los caudillos que impulsaron la Constitución de 1853 tuvieron esa virtud. Líderes como Urquiza, Mitre y Roca, lograron generar sentimientos e imágenes que hicieron de los argentinos las personas con el mejor nivel de vida del planeta de aquellos tiempos. Gente culta, trabajadora, esforzada, ahorrativa, reacia a seguir las órdenes de los políticos y del gobierno.-

Las modernas investigaciones sobre la inteligencia hablan de que existiría una “inteligencia emocional”, de modo tal que en el fondo la inteligencia no es mas que un instrumento al servicio de los sentimientos.-

Siendo así, es imperativo que aquellos que aspiren a sacar a la Argentina  de la decadencia en la que décadas de demagogia, populismo, corrupción, ignorancia y estupidez, no han hundido; deban recrear las imágenes y los sentimientos; alentando el surgimiento de una nueva escala de valores.-

Lamentablemente eso no se ve hoy entre los patéticos candidatos que se ofrecen, con lo cual, solo nos resta esperar otro período de gobierno, a la espera de la renovación dirigencial.-

Eso si no es reelecta Kirchner, en cuyo caso la que estarás en peligro no serán las imágenes, sino la misma democracia.-


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