Los políticos son en general mentirosos compulsivos, pero los gobernantes no lo pueden ser. El Estado como garante de la justicia, no puede convertirse en un reducto de bucaneros.
Existe una presunción de que los actos de los funcionarios públicos son correctos, fundado en dos motivos: primero que en general los funcionarios deciden algo luego de una serie de consultas con expertos en cada área; y segundo que en caso de que un funcionario a sabiendas hago algo mal, se lo sanciona con pena de multa, prisión, inhabilitación y expulsión de su cargo. Por ese motivo, los ciudadanos deberían poder confiar en sus gobernantes.-
En Argentina la confianza en las autoridades es muy baja, debido justamente a la conducta impúdicamente deshonesta de los gobernantes. La mentira, el abuso de poder, la apropiación de fondos y bienes públicos, la clandestinidad y la defraudación masiva, son prácticas habituales en estos últimos tiempos en el país.-
Cuando desde el Estado se miente en forma descarada, utilizando todos los medios disponibles, los canales y radios estatales, y los pseudo-periodistas a sueldo, para difundir falacias, se provocan lesiones muy graves a la estabilidad institucional. Las personas ya no pueden confiar en sus autoridades; todos quedamos indefensos y a merced de los más poderosos, que son en general cómplices de los políticos en el gobierno.-
Por ese motivo es tan grave la aviesa falsedad que hace unos días difundió Cristina Kirchner por cadena nacional acusando a los socios de Papel Prensa S.A. de haber obtenido bajo tortura sus acciones; así como la manipulación con que se pretendió justificar la cancelación de la licencia a Fibertel.-
En ambos casos a las pocas horas se supo que era todo mentira. En Papel Prensa los ex-socios desmintieron la versión oficial; y en Fibertel se supo que la supuesta anomalía no era más que una irregularidad mínima, que ya había sido consentida en numerosas ocasiones por el Estado, y que en el peor de los casos, sólo justificaría una multa, pero nunca una cancelación de licencia.-
El gobierno peronista, liderado por los Kirchner, con el apoyo de la inmensa mayoría de ese partido y de todos sus dirigentes; han llevado a la Argentina a un grado de desprestigios internacional, deterioro institucional y corrupción administrativa como pocas veces se dio en nuestra historia. Dado que nos hemos acostumbrado a vivir aislados, parecería que esa situación es intrascendente, pero no es así. Esta podredumbre institucional se pagan con miseria de la población.-
En el mundo el proceso de globalización esta en franca expansión. Por ese motivo, hay muchos países a los cuales las inversiones se pueden orientar, por lo que en la medida en que nosotros nos convertimos en parias internacionales con dirigentes que dan lástima, otros países se vuelven atractivos y sus economías progresan.-
Para generar un puesto de trabajo productivo hace falta muchos miles de dólares. Ese capital, o lo ahorramos internamente, o lo importamos de ahorros extranjeros mediante inversiones directas de empresarios foráneos.-
El peronismo con los Kirchner, no sólo ha espantado a las inversiones extranjeras, sino que han destruido en forma sistemática el capital acumulado durante la última década. Han confiscado las AFJP, han reducido en forma severa las reservas de gas, de petróleo y de energía eléctrica, han destruido los mercados bursátiles, han mantenido al sistema financiero a una ínfima expresión, y han expulsado a cientos de empresas extranjeras que ya se han radicado en otros países limítrofes.-
Esta inconmensurable destrucción de ahorro e infraestructura, sumada a la descomunal expansión del gasto público que se debe financiar con impuestos, hipoteca el futuro de todos los argentinos.-
La imagen pública de los Kirchner es pésima, hasta los peronistas que antes lo apoyaban ahora se hacen los desentendidos. Hemos aprendido que son un mal para el país. Ahora resta por aprender que si un político es un mentiroso, corrupto y prepotente, no puede ser elegido para nada. Por eso la libertad de prensa es tan importante.
En Argentina los debates preelectorales y las conferencias de prensa con repreguntas abiertas son muy escasos. Debemos empezar a exigirlos, y no votar a los políticos que no los aceptan, para así no volver a sorprendernos con gobernante como los Kirchner.-
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