Argentina y Venezuela, aplicando políticas muy similares
han terminado en crisis idénticas. Inflación, desabastecimiento, desocupación,
recesión, criminalidad creciente, déficit fiscal expansivo, deterioro
generalizado de la calidad institucional, corrupción escandalosa y una
decadencia moral e intelectual extendida por una basta mayoría de la
ciudadanía.-
Es posible revertir ese proceso de decadencia? Es muy
difícil, ya que los hijos, viudas y bastardos del régimen imperante ofrecen
férrea resistencia, y los que están disconformes no saben muy bien porqué, ni
qué es lo que pueden pretender para superar esta miseria.-
Esta vacuidad de principios e ideas en los ciudadanos, se
refleja a su vez en los principales dirigentes políticos que se destacan por su
mediocridad, insipidez y pusilanimidad.-
Argentina posee casi el 40% de su población recibiendo
alguna canonjía estatal durante varias generaciones. La inmensa mayoría de sus
empresarios no son mas que parásitos en búsqueda de alguna ayuda política para
ganar dinero rápido y sin esfuerzo ni inventiva.
Con lo cual, en una economía
sana, en donde progresan los que mejor trabajan e invierten, todas estas
personas poseen escasísimas oportunidades de progresar, y por ese motivo se
oponen con todas sus fuerzas a cualquier modificación sustancial al populismo
imperante.
Sin embargo trágicamente ese mismo populismo no hace mas que empobrecerlos
a todos aún más, sometiéndolos al despotismo de mediocres caudillejos en las
provincias y relegándolos a morir en servicios públicos (salud, educación y
seguridad) de pésima calidad.-
Pero aún en el supuesto de que el país se decida a
revertir esta decadencia adoptando políticas medianamente sensatas, ellas
tampoco darán resultados inmediatos, y es muy probable que en el ínterin, los
esfuerzos y sacrificios que haya que hacer para reducir el insoportable gasto
público, y las asfixiantes regulaciones, generen en el corto plazo más
perjuicios que bonanza. Lo cual nos expone a que ni bien haya una tenue
recuperación se regrese a la borrachera populista, como tantas veces en el
pasado.-
En el siglo XVIII y XIX las revoluciones políticas se
daban desde una aristocracia ilustrada hacia la basta ciudadanía; desde el
siglo XX eso es imposible por los sistemas de electorales masivos que se han
impuesto; por lo que es imprescindible
un cambio de ideas, principios y aspiraciones de la población para empezar a
progresar.-
La Argentina se ha convertido en un país de ideas y
proyectos muy mezquinos. Hemos abandonado la ética del Martín Fierro (con sus
esperanzas de libertad anárquica) y del colono (con su espíritu individualista
de sacrificio y esfuerzo para buscar enriquecerse); reemplazándola por la ética
del empleado público en la que hasta los mas jóvenes sólo aspiran a un
sueldito, una obra social y una tranquila jubilación.-
El campo pareciera que es una esperanza de cambio, ya que
es un sector que podría ver grandes ganancias en sus emprendimientos y
sacrificios. Lo cual podría alentar a que otros traten de imitarlos al ver las
oportunidades que el trabajo independiente ofrece. Sin embargo, dado que
siempre subsistirá una mayoría de ciudadanos ansiosos por “redistribuir la
riqueza”, aquellos que progresen siempre correrán el riesgo de ser exprimidos
con impuestos para mantener al ejército de clientes del populismo, lo que
arruinará a ese sector y todos volveremos a la inveterada decadencia.-
Muchas veces en el pasado, tras pavorosas crisis, se
adoptaron medidas parciales que llevaron a transitorias recuperaciones, lo cual
llevó a otro ciclo populista que arruinó una vez más al país.-
Cómo romper esa zaga de altibajos populistas? Es muy, muy
difícil, ya que los políticos son populistas porque la ciudadanía reclama “un sueldito
estatal, una obra social y una tranquila jubilación”.-
En general se admite que un avance en solucionar un
problema, es reconocer que existe, identificarlo, y entender su dinámica.-
Quizás si la amplia mayoría de los ciudadanos llegan a
entender que el estado, el gobierno y los políticos son sus principales
enemigos, y que la única forma honesta y perdurable de progresar es por uno
mismo; quizás, en algún momento, Argentina vuelva a ser una vez mas una tierra
que asegure “los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra
posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo
argentino”.-